Como se me están empezando a pasar los chiles que compré hace un par de semanas ya he decidido aromatizar con ellos un aceite de oliva para luego preparar un pan con aceite o aliñar alguna ensalada o salsa con él. Les suelo llamar chiles ya por costumbre, ya que aquí, en nuestras latitudes les solemos llamar guindillas, pero creo que de tanto escuchar siempre que los compro que los llaman chiles me resulta más familiar ese nombre.
El aceite de chiles o guindillas se puede preparar de diferentes maneras, calentándolos primero para que se hagan más rápido, o echarlos desecados. Yo, por mi parte, prefiero cortar el chile en laminas finas, retirando las semillas (que aunque puedan dar más fuerza luego son un engorro de quitar). Asique mi preparación resulta de lo más sencilla.
Entre los ingredientes únicamente he usado chiles y aceite de oliva, aunque se podrían añadir más cosas como pimienta, ajos, romero... y tener aliños sorprendentes. (eso al gusto de cada uno). Para prepararlos les he quitado las semillas y el rabo y los he cortado en tiras longitudinales. Despues los he introducido en la aceitera y los he rociado con aceite de oliva.
Ahora solo queda esperar que maceren unos días y ya podré empezar a utilizar el aceite.
Ahora solo queda esperar que maceren unos días y ya podré empezar a utilizar el aceite.
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